El BMW M5 F10 LCI se encuentra al final de su ciclo de vida, al igual que las variantes más educadas de la Serie 5, pero la potente berlina está lejos de estar interesada en algo parecido a la jubilación. En su lugar, el lema sigue siendo acelerar a fondo y, en opinión de algunos clientes, nunca se tiene suficiente potencia. Una nueva alternativa de puesta a punto son las mejoras de rendimiento de Speed Buster GmbH en Sinzig, Alemania, que obtienen unos cuantos caballos extra del V8 biturbo a través del chip de puesta a punto.
Aunque al BMW M5 F10, que estaba disponible de fábrica con 560, 575 o 600 CV, nunca le ha faltado potencia a lo largo de su vida, todavía hay cierto margen de maniobra en la puesta a punto del software del motor, según Speed Buster. Quienes lleven a Sinzig un M5 con 600 CV podrán disfrutar de unos impresionantes 695 CV y hasta 844 Newton metro de par tras una breve intervención en la unidad de control del motor. Especialmente a altas velocidades en autopista, cabe esperar un rendimiento aún mayor, aunque Speed Buster no ofrece información concreta al respecto.
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Speed Buster también tiene en su gama soluciones de chiptuning para las variantes algo más débiles del BMW M5 F10 de fábrica, que proporcionan hasta 108 CV adicionales. La versión básica de 560 CV del V8 biturbo recibe 631 CV en Sinzig, el par motor sube de 680 a 820 Newton metro. Para la fase de ampliación de 575 CV del paquete de competición, Speed Buster ofrece una potencia máxima de 683 CV, el par motor en este caso aumenta a 839 Newton metro.
Por las tres variantes de chiptuning para el BMW M5 F10, Speed Buster cobra 999 euros, incluyendo siempre una garantía del motor de dos años para cortar de raíz cualquier duda sobre la durabilidad. Por 50 euros más, los clientes también tienen la opción de activar y desactivar el chip tuning a través de una aplicación para smartphone. De este modo, se puede reducir la potencia máxima en el tráfico urbano, por ejemplo, y disponer de todos los caballos en el circuito.